jueves, 25 de agosto de 2011

Avance Capítulo 3.

Hola a todos. Pues ya mañana tendré mi licencia de office 2010 para poder publicar completo el capítulo 3. Aprovecho para darles un avance del capítulo 3 que lo pude sacar de otra compu. Espero lo disfruten que cada vez se pone más interesante. Gracias por su apoyo.


Capítulo 3. DD y su deseo intenso de olvidar

Hace mucho tiempo en Ciudad Empatía, vivía un niño llamado Zaron. Como cualquier otro infante, gustaba de jugar al aire libre, chapotear en los ríos y observar el largo vuelo de las aves al perderse en el horizonte.

Pues sí, Zaron, parecía un niño normal. Con la única diferencia de que no tenía amigos. Desde que tenía uso de razón, siempre había sido marginado por los demás niños. Los adultos lo miraban con indiferencia y cuando necesitaba comprar algo, se lo vendían de mala gana.

Para alguien tan pequeño, comprender ese tipo de conductas era difícil. En sus adentros pensaba que había hecho mal, para que los demás no lo quisieran. En su cumpleaños número 8, los únicos invitados fueron él y Rayna: su madre. El padre de Zaron había partido desde el día que él nació y nunca jamás se le volvió a ver.

 Decían que el odio hacia el niño era por culpa del padre. Los rumores mencionaban que Zon, el padre de Zaron, había traicionado al pueblo al ser el autor de 15 asesinatos como precio pagado para el renacimiento del Jugador de la Oscuridad. Se decía que el niño tenía en sus venas la misma sangre malévola del progenitor y que el día en que esa maldad despertara dentro de él, el pueblo se sumiría en caos.

No obstante, el mismo miedo hacia Zaron y su despertar al mal, fue la causa para que nadie tratase matarlo. Así, los viejos del pueblo encargaron a su madre la responsabilidad de cuidar de él, pero sobre todo, el deber de matarlo ante la menor señal de oscuridad en el niño. 

retraso capitulo 3

Hola a todos, debido a que estoy esperando mi nueva licencia de office 2010, no pude subir el capitulo 3. A mas tardar lo subiré el 270811 con una sorpresa incluida. Saludos

viernes, 19 de agosto de 2011

Capitulo 2. La Segunda Edad.

La segunda edad

Creo que es imprudente seguir a esta mujer- les susurró Quejumbrosa.
Pues no parece mala persona, yo por el contrario la considero muy simpática- contestó Terco.
Sigámosla, la verdad, ninguno de nosotros conoce este camino y ella parece sabérselo muy bien- indicó Hefestión.

Veo que desconfían de mi- dijo la joven deteniendo su paso de repente y volteando la mirada hacia ellos- es normal que lo hagan, aunque bueno, pensándolo bien, tampoco deberían de haberme seguido si no confiarán en mí, no?- se dijo a si misma.

Mi nombre es Synia, pero prefiero que me llamen Sy. Vivo acá en el camino Sacrificio con mi esposo Helberth en la última casa del pueblo. Y uds quienes son?- preguntó ella.

-Yo soy Hefestión y ellos Terco y Quejumbrosa-
-Mi nombre no es Quejumbrosa ni el de él Terco, él fue quién nos bautizó asi. Mi nombre real es Eurídice.
- Y yo soy Ronan- dijo Terco interrumpiéndola—
-Ah, con que esos eran sus nombres- exclamó Hefestión- pues hasta el día en que dejen de ser tan problemáticos, para mí serán Terco y Quejumbrosa.
-Bueno, un placer conocerlos- les dijo sonriendo Sy- pero vamos que ya empieza a anochecer.y por acá es muy peligroso estar, asi es que apuremos el paso que ya vamos a llegar.

En el camino Sacrificio todo volvía a la normalidad. Los árboles no crecían invertidos y cada animal habitaba su lugar tradicional, su curiosidad radicaba en el espeso bosque que componía el paisaje.

Como iba anocheciendo, y debido a lo frondoso de la vegetación, el bosque de Sacrificio cobraba un aspecto lúgubre y sombrío. Se escuchaban los búhos en las cercanías y las chicharras empezaron a cantar. Mientras caminaban,  Hefestión sentía que unas sombras los observaban y un aire frío sobre el cuello lo hizo mirar atrás. No obstante, no había nada extraño y decidió entonces proseguir y agilizar el paso.

-Miren ahí está el pueblo- exclamó con alegría Synia-. Mi casa es aquella que se ve al final, la de color amarillo.

Pueblo Sacrificio era muy sencillo. Se componía de pequeñas cabañas hechas en su totalidad de madera, las cuales se contaban alrededor de 25. Tenía un fuente en la que sobresalía el gran oso pardo, símbolo de la región, y en sus bordes escupían chorros de agua dos gran salmones que bañaban las garras del osezno.

A medida que penetraban en el poblado, pudieron observar que no había gente en las calles, y que todas las luces, a pesar de que todavía no había oscurecido en su totalidad, estaban encendidas.

El ruido típico de los pueblos era escaso, y todas las cortinas estaban cerradas. Aunque se podía observar como se abrían levemente para apreciar a los visitantes recién llegados.

-O soy yo, o acá está pasando algo extraño?- preguntó Eurídice.
-Porque siempre tienes que pensar que algo va mal- le replicó Terco- simplemente puede ser que acá la gente se acueste temprano es todo, verdad Sy?.
- Es por los Jugadores de la Noche- contestó con voz de ultratumba ella-
-¿Jugadores de la Noche?- dijo dubitativamente Hefestión-
-Cuando lleguemos a casa les contaré todo- respondió ella.- por eso les dije ahora que el bosque era peligroso cuando anochecía y que debíamos apresurarnos.

El trayecto de 800 metros hasta la casa de Synia transcurrió en silencio. El aspecto de la joven, alegre y jovial usualmente, ahora era de desolación y miedo, lo cual llamó la atención de los viajeros, los cuales no quisieron pronunciar palabra alguna, aunque por dentro tenían un mar de interrogantes. Al cabo de algunos minutos llegaron a la cabaña de Sy.

-Perdón por el desorden- les dijo ella- y acto seguido abrió la puerta de la morada.

Al entrar, observaron una casa con poco muebles, solamente había una mesa con dos sillas, una pequeña estufa, tres banquitos de madera y un mueble muy parecido a una alacena. También se visualizaba un cuarto al final de la cocina, con una prominente cama hecha en madera de roble y una mesa de noche, sobre la cual yacía una vela muy gastada.

-Por favor tomen asiento- dijo ella-.

La joven encendió tres lámparas con canfín. Puso una sobre la mesa principal, otra cerca de la estufa y la última la colocó sobre la mesa junto a su cama.

-Voy a calentar el agua para hacerles un rico té de Rosa de Jamaica- dijo ella con una leve sonrisa-
-Hay algo que todavía no nos has contado Sy- dijo en tono firme Hefestión-. ¿Quiénes son los Jugadores de la Noche?-

Al instante, ella se puso nerviosa y una gota de sudor bajó por su frente.

Eurídice, al notar lo tensa de la situación decidió interrumpir el momento tan incómodo y optó por preguntarle a Synia acerca de Helberth, no obstante, la interrogante la puso aún más nerviosa. De repente, la puerta de la cabaña se abrió y una figura de ojos luminosos se posó sobre ella.

Todos a excepción de Sy, se echaron hacia atrás por el susto y la sorpresa. Aunque al cabo de unos segundos se pudo apreciar que aquel ser, era el esposo de la joven y todos recobraron la compostura y pensaron que aquel efecto luminoso que vieron en sus ojos, fue simplemente producto de su imaginación.






  -Wow, tremendo susto nos llevamos- dijo Ronan recuperando el aliento.
- Disculpen a Helberth- pidió Sy un tanto cabizbaja- de seguro ha pensado que no había nadie en casa.

Al terminar las disculpas de Sy, Helberth entró. Lucía cansado, ojeroso, autista.  Su cabello rubio medianamente largo estaba seco y marchitado. Su rostro tenía viejas cicatrices y su cuerpo pequeño y delgado ya evidenciaba el paso de los años. Sus ropas estaban rasgadas y malolientes, al tanto que sobresalían en sus brazos, sendos tatuajes de gaviotas negras.

-¿Comerás algo?- le preguntó Sy.- Pero no hubo respuesta y acto seguido se metió en la alcoba.
-Tranquila, Sy- le dijo Eurídice, mientras le ponía su mano en el hombro- seguramente tuvo un mal día-
-No es eso…es culpa de DD- replicó ella llorando- y al instante salió corriendo fuera de la casa.


Todos corrieron detrás de Synia, pero la noche profunda y de espesa neblina, permitió perderle el paso. Desesperanzados, decidieron regresar a la cabaña. No obstante, de entre las sombras alguien los observaba…

Con cada paso que daban, otros los seguían. De entre las casas, no se escuchaba ruido alguno, aunque las luces estuvieran encendidas.

Apuremos el paso-dijo Hefestión-. Y así lo hicieron. A medida que avanzaban, la neblina era más densa. La tensión aumentaba y un aire frío empezó a circular.

A lo lejos, se podía divisar una forma humana: un hombre. Sus rasgos no eran muy claros, hasta que la proximidad fuera mayor. Extrañamente, cuando la imagen parecía más precisa, se empezó a dibujar no solo una figura sino dos. Y una de ellas era conocida. Era Helberth.

Sin embargo, cuando estuvieron más cerca de los dos individuos, algo les pareció mal. Ambos hombres permanecían con su mirada hacia abajo y con los ojos cerrados.

El sujeto desconocido vestía un traje parecido al de un monge, color café oscuro con una larga capucha, que le cubría todo el cuerpo. A medida que lo detallan más, observaron sorprendidos como de entre sus mangas aparecían dos garras aterradoras que desembocaban en pequeñas agujas.

-Qué es esa cosa?- exclamó Ronan sorprendido-
-Es DD, corran!!!!!!- gritó una voz a lo lejos-

Al instante, ambos hombres levantaron su mirada y sus ojos se iluminaron…

martes, 16 de agosto de 2011

Capítulo 1. La primera edad


La primera edad

Nadie sabe como llegó al mundo. Tal vez como una gota de agua al caer en una tarde nublada. Así tal vez vino Hefestión.
No sabía por qué había nacido ni cuando iba a morir, pero una voz interna le decía que su muerte sería el día en que su corazón no quisiera vivir.
El mundo al cual había llegado le pareció fascinante al principio, pero al cabo de unas horas lo aburrió por completo. Tenía esa gran maldición de que todo le encantaba al inicio y después inesperadamente lo aburría. Así, quiso ir a conocer el resto del mundo que veía al horizonte y partió con la esperanza de encontrar un lugar hermoso al cual pertenecer.

La tierra de su creador era inmensa, y sobre ella, se trazaban tantos caminos que al encontrarse en la encrucijada de cual elegir, optó por tomar el más largo el cual por más que se mirase parecía nunca tener fin.

No tenía idea porque había llegado al mundo de su padre o porqué él lo envió allí, no obstante, entendía que su estadía no era eterna y que la misión que por el momento desconocía que tenía, le sería revelada conforme sus pasos avanzaran.

Y fue así como Hefestión partió por aquel camino, que tenía como titulo Contradicción, y llamó a ese su primer día de viaje, el día de la primera edad de Hefestión, en alusión a que este sería el comienzo del aprendizaje que lo llevaría a descifrar su misión en la tierra del creador.


El camino de Contradicción era sumamente curioso. Los árboles tenían sus raíces como ramas y las ramas eran sus raíces. Las papas salían de las ramas-raíces y las naranjas sobresalían apenas por fuera de la tierra. Los peces volaban, las palomas nadaban debajo del agua y los gatos perseguían a los temerosos perros.

En Contradicción abundaba la vida, pero no había seres como Hefestión. No había nadie con quien hablar o ser semejante a él, por lo que al cabo de unas horas la curiosidad se transformó en aburrimiento. Decidió entonces sentarse a comer manzanas, y arrancándolas de la tierra, se comió dos. Mientras comía, solo se escuchaba el viento soplar, sin embargo, al cabo de unos minutos, se percibía a lo lejos, unos gritos chillones que lo hicieron mirar.

Dos figuras en el camino, de pronto  comenzaron a resaltar. Eran un joven alto y flacuchento y una joven pequeña que no se dejaba de quejar. Discutían por el camino equivocado que el hombre decidió tomar, ya que todo lo que miraban era fuera de lo normal.

Entonces tuvo la idea Hefestión de ocultarse para averiguar el destino de aquellos dos viajeros y si eran personas de fiar. A medida que se acercaban, la mujer se quejaba más porque su acompañante insistía en que no había equivocado el camino. Aquel espectáculo al inicio le pareció divertido, pero como todo le solía aburrir, al cabo de un rato, decidió salir de su escondite y ayudar a aquellos jóvenes a encontrar una solución.

Los dos se sorprendieron al ver a aquel desconocido erguiéndose de entre los arbustos y acto seguido siguió quejándose la mujer que por culpa de su acompañante, los iba a atacar un bandido.

Terco y Quejumbrosa, así los voy a llamar- exclamó Hefestión -. No entendía porque el hombre era tan insistente en lo que decía, ni tampoco porque a la mujer todo le parecía mal que necesitaba quejarse de ello.

Así pues, les sugirió calmarse a ambos y que le contaran donde se dirigían.
Queremos ambos llegar al camino Entendimiento, pero al parecer Terco se equivocó y como insiste tanto que es el correcto, cada vez siento que estamos peor- le contó la joven.

Entonces no comprendo, como si este hombre es tan terco y ud que es tan quejosa decidieran viajar juntos- replicó Hefestión.

Nosotros no emprendimos ningún viaje juntos. Le voy a relatar como el destino me unió con esta mujer que no se para de quejar- dijo Terco. 

Yo vivo en Incandescente que es un pueblo muy al Norte de acá. Mi padre es el Alcalde y mi madre la Maestra, mi hermano el Doctor y mi hermana la Diseñadora, y yo pues soy el Comerciante Principal, no obstante, nadie en el pueblo me comprende porque dicen que no dejo de replicar y que insisto mucho en todo y que no paro de preguntar. Mis padres decidieron que la única forma de cambiar es ir a Entendimiento para que me puedan ayudar. No sé que habrá allá, ni quienes habitarán, pero mi padre tiene un libro que dice que todos los problemas en ese lugar se resolverán.

Pues si me permiten hablar- se quejó la mujer- yo tampoco este viaje con él quise llevar. Yo vivo en Villa Naranja y mi padre es dueño de todas las casas del lugar. A los del pueblo les alquila y asi mucho dinero podemos gastar. Pero me enamoré de un muchacho que mi madre no quiere aceptar y como es más quejosa que yo, no me deja que me case con él. Ella siempre habla que no la puedo comprender, por lo que una vez me dijo que si iba a Entendimiento mas claras las cosas las podía ver.

Pero aún no me han contado como se llegaron a conocer- replicó Hefestión. Eso precisamente iba a narrar, antes que la señorita se empezara a quejar- contestó Terco. El mundo del Creador tiene muchos caminos riesgosos y para llegar a Entendimiento se necesita atravesar los más peligrosos. A ella me la encontré, en el camino Duda, después que su novio la abandonara por quejumbrosa, porque se enteró que quería ir a Entendimiento para comprender las razones de su madre para no querer que se case con él y no para buscar que su madre lo acepte.

Esa no es la verdad- dijo con lágrimas ella. Simplemente quería ir para descubrir que debo hacer y entender cual es la mejor decisión que puedo tomar. Tal vez allá, tierra donde los imposibles se cumplen, yerno y suegra se puedan tolerar. Yo solo espero que tanto mi mamá como él, puedan comprender la decisión difícil que me hacen llevar. Espero que este viaje me dé esa luz que necesita mi mente y mi corazón para la felicidad alcanzar.  Este camino es muy solitario y Terco y yo vamos en la misma dirección, desde que salimos de Duda a excepción de ud, a ningún ser pudimos encontrar.

Después de pensar un buen rato y escuchar las historias de Terco y Quejumbrosa, se preguntó Hefestión si su misión era guiar a aquellos jóvenes a Entendimiento. Meditó bastante y reflexionó y al final decidió acompañar a los dos viajeros en la ruta a aquella tierra que parecía tan bendecida por el Creador. Recordó en su mente una frase que decía que todos los caminos llevan al Entendimiento, así que no importaba si el camino era largo o corto, al final siempre se llegaría ahí, por lo que instó a los otros dos a seguirlo y continuar el viaje.

Al cabo de unas horas, se encontraron con un gran río que impedía el paso al otro lado del camino, por lo que Hefestión ideó construir una balsa con troncos, ramas y lianas del bosque para poder cruzar. Le encomendó a Terco el amarrar las lianas a los troncos y a Quejumbrosa el recogerlas. No obstante, todo fue caos, ya que Terco preguntaba insistentemente  como debía de amarrar las lianas para que los troncos no se aflojaran y también que después que Hefestión le indicaba como hacerlo, él no lo hacía por miedo a que no fuese asi y replicaba otra forma de realizarlo. Por su parte, Quejumbrosa se quejaba de la insistencia de Terco y que por tener tantas dudas de cómo amarrar las lianas la balsa se fuese a hundir.
Que misión tan difícil tenía Hefestión, que debía encontrar como personalidades tan dispares pudiesen ayudarse y colaborar para poder cruzar el río. Pensó en que los defectos de una persona pueden volverse una herramienta útil si se saben aplicar y decidió entonces atar con Quejumbrosa las lianas a los troncos, ya que era tan perfeccionista y envió a Terco a recoger las lianas. Y si bien tal combinación no fue del todo exitosa, porque la mujer se quejaba de que Terco no pudo atar las lianas bien y que ella debió hacerlo y que Terco insistía en que el atar con lianas los troncos no iba a ser suficiente para la balsa, sirvió para que pudieran cruzar el río.

Al retomar el camino, se divisaba a lo lejos una intersección que se dividía en dos: Conformismo era uno y Sacrificio el otro. Llegando justamente al punto donde se debía escoger que camino tomar, se disparó una risa de entre los árboles que exclamaba: El camino Sacrificio es el más divertido. Acto seguido, apareció una joven de estatura mediana, con dos largas colas en su denso cabello negro y que con una sonrisa pícara les instó a que la siguieran dentro del camino Sacrificio.

-Vamos, es divertido- les dijo ella con una sonrisa- Y todos la siguieron.

El inicio de la aventura

Si estás leyendo esto en este momento, mis primeras palabras serían de agradecimiento, por tomar estos minutos y virar tu atención a este blog, que más que fundado por algún propósito en particular, sería más bien por compartir con todo aquel que le gustase la lectura, un poco de lo que he escrito estos años y que ahora me he animado a compartir. Pues bien, ya que estás aquí, te invito a darle una ojeada a este trabajo: Las Edades de Hefestión. La primera novela publicada online por este servidor, que espero te guste y de ser posible compartas también con toda la gente que quieres. Así pues, te agradezco nuevamente tu interés y demosle inicio a la aventura de Hefestión en la asombrosa tierra del Creador.