martes, 6 de septiembre de 2011

Capítulo 4. Choque de Garras: La verdadera esencia de Sacrificio


El grito de alarma provenía de Sy, quien corría presurosa con una hacha en sus manos, dispuesta a salvar la vida de sus amigos y su esposo Helberth. Avanzaba presurosa con el corazón en la boca, con su alma llena de miedo, pero también de decisión. Las lágrimas bajaban por sus mejillas y los recuerdos de aquellos tiempos de felicidad cuando conoció a su esposo le daban el valor que hace mucho tiempo no tenía. Se culpaba por la caída de Helberth en las manos de DD, por no haberlo ayudado a superar sus problemas económicos y su vicio de las apuestas en ciudad Azar.

En aquellos tiempos cuando la prosperidad reinaba en su hogar, él había ido a ciudad Azar en busca de expandir sus negocios como joyero, pero la apertura del casino lo cambió todo. Esa vez, fue seducido por la curiosidad de ganar más dinero y poco a poco, se fue adentrando más en el juego de las apuestas que lo llevaron a perder todo, incluso había vendido sus muebles y pertenencias valiosas con tal de pagar su nuevo vicio.

Cuando ya no pudo obtener más dinero y los cobradores del casino lo acecharon, había caído en depresión y fue entonces cuando apareció DD, quien ofreció su droga milagrosa para hacerle olvidar sus penas y al final, todo eso condujo en la perdición de su hogar, de Helberth y de ella misma. Pero ahora, todo era diferente, había encontrado una luz para luchar por lo que quería y para tratar de cambiar su futuro.

-          Apártense, yo me enfrentaré a él- dijo Sy-. Tú maldito rufián, nos desgraciaste la vida, ahora voy a pelear por ti mi amor, es hora de que volvamos a ser felices. Ven Helberth, ahora yo lucharé por ti.
-          Piensas que todo se resolverá tan fácil- le dijo de forma sárcastica DD. Tu esposo es feliz, ya no siente dolor, ni depresión. Mi maestro me ha dado el don para hacerle olvidar y si quieres te puedo conceder esa gracia a ti también.
-          Jamás, aléjate de él monstruo- Nunca lograrás hacer a otra alma caer, no te lo permitiré.
-          Esta bien, ya que lo ves de esa forma-. Helberth, porque no haces recapacitar a tu esposa entonces.

Dicho esto, empezó a caminar en dirección a Sy. Su rostro inerte y su cuerpo poseído por la droga lo hacían seguir las indicaciones de DD, mientras cargaba en ambas manos dos cuchillos de carnicero, dispuestos a profanar la humanidad de su esposa.

-Vamos, debemos escapar, ven Sy, este no es el tiempo para luchar- le dijo Hefestión tomándola de su mano.
-No, no puedo escapar- le respondió ella, mientras soltaba su mano-. Estoy cansada de huir, cansada de no luchar, ya no puedo más-
- Entonces lucharemos juntos- le dijo Hefestión sonriendo- Cada vez más puedo entender la misión del Creador para conmigo, no te abandonaré amiga, vamos a pelear.


-No se hagan los valientes, huyamos que todavía hay tiempo- les replicó Eurídice.
-Pues se congelará el infierno con lo que voy a decir, pero ella tiene razón- añadió Ronan.
- Escapen ustedes si quieren- les contestó Hefestión- pero yo me quedo con ella.
-Eh, eh, no sé si me arrepentiré algún día de esto, pero si ustedes pelean, creo que yo lo haré- dijo Terco.
- Pues yo no, jamás, están locos, voy a pedir ayuda, alguien debe auxiliarnos con esto- replicó Quejumbrosa- y salió corriendo rumbo a las casas del pueblo.

DD levitó cortándole el paso a Eurídice y lanzó sus garras hacia ella, con la suerte de que pudo evitar el ataque cuando accidentalmente cayó al suelo. De repente, se escuchó una sirena ensordecedora que provenía del pueblo y los aldeanos salieron armados de sus casas con hachas, cuchillos y palas dispuestos a brindar su ayuda. No obstante, DD poseía una rapidez sobrenatural y fue inyectando sus garras en todo aquel que lo atacase.

Helberth súbitamente se lanzó furioso hacia Sy, pero Ronán y Hefestión se avalanzaron sobre él derribándolo pesadamente. Sin embargo, él tenía una fuerza extraordinaria y controlarlo era una tarea sumamente difícil.

-Necesitamos un plan urgente, no creo que aguantemos mucho tiempo- le dijo Ronan
- Hay que buscar algo con que atarlo, tú ve y busca algo que nos sirva, yo trataré de retenerlo-
-Yo iré a buscar cuerda- interfirió Sy.

Mientras tanto, dentro del caos emergía una figura femenina que cargaba en su espalda una lanza con punta de diamante, de larga cabellera negra con destellos plateados y con un traje totalmente blanco. Tenía la mirada fija en DD y el deseo ferviente de acabar con él. Pronto, estuvieron frente a frente, la mujer misteriosa y el despiadado jugador de la noche.

-He venido a acabar contigo, criatura- gritó ella. Te he seguido por mucho tiempo y siempre he llegado tarde para salvar a los aldeanos, pero esta vez tu vida se acabará aquí-
- Muy bonitas palabras las tuyas, mujer- replicó él. Que autoestima tan elevada debes de tener, ya que piensas que matarme será fácil. No tengo idea de quien seas, pero mis garras están sedientas y mi mente impaciente. Veremos si eres capaz de al menos rasguñarme.
-No sabes quién soy?-. Soy aquella que prometió que el día en que salieras de control te mataría. Que acabaría contigo cuando la oscuridad embargara tu corazón. Y ese día ha llegado. Yo, tu madre, pondré fin a todo el dolor que has causado durante estos 10 años.
-¿Madre?, ¿Tú?- dijo confundido. Yo no tengo madre, yo soy creado por el Maestro. Ahora por tu blasfemia morirás de la peor manera bruja.


Ambos se lanzaron en un ataque frontal. La lanza de diamante contra las garras venenosas. Madre e hijo en una batalla que nadie nunca pensó podría suceder. Golpes sucedieron uno tras otro, mientras cada adversario bloqueaba y esquivaba los ataques a su manera. Al parecer, el que asestara una herida certera en el otro, sería el ganador de tan cruel combate. Y así sucedió. En un descuido en su defensa derecha, Rayna fue golpeada, pero antes de caer pudo herir a su hijo con la lanza de punta de diamante cerca del abdomen.

Ella cayó al piso. DD al verse lastimado emprendería la huida, pero no sin antes cobrar una última vida. Así logró levitar hasta donde batallaban Ronan y Hefestión por controlar a Helberth. De sendos golpes los apartó a ambos y ahora acabaría con la vida de su discípulo con una gran carga de droga, que haría a su cerebro y su corazón dejar de funcionar. Todo, con la consigna de que al liberar tanta cantidad de su esencia, pudiera borrar de su mente las palabras dichas por aquella mujer y así poder escapar en paz.

Liberó su ataque de forma despiadada. Mientras, Hefestión y Ronan yacían heridos y Rayna hacía intentos por levantarse nuevamente a pelear. Cuando la hora final llegaba para Helberth, un alma noble interpuso su cuerpo contra las garras de DD y recibió directamente el ataque. Aquella persona que más lo amó: Sy.

Todos quedaron estupefactos.  La mujer había sacrificado su vida por la de su esposo. No obstante, su esfuerzo fue en vano. El jugador de la noche en un segundo intento, logró inyectar su droga en el hombre también. Ahora ambos yacían sin vida, ante la mirada atónita de los demás.

Todos cayeron sin esperanzas y frustrados. Al final, DD había demostrado su magnánimo poder y era imposible detenerlo. Parecía que los Jugadores de la Noche eran criaturas cuya maldad era infinita, al igual que sus habilidades y no había nadie que pudiera detener sus atrocidades.

Hefestión se sintió derrotado. Al parecer, la misión que pensaba que el Creador le había encomendado era simplemente una utopía. Era una persona más sin propósito alguno. Pensaba que ya no había más por hacer, salvo seguir caminando errante en la vida hasta el día de su muerte.

De repente, un viento fuerte empezó a soplar y disipó la niebla. El pueblo se inundó de una luz muy hermosa y un rayo potente cayó sobre la fuente de pueblo Sacrificio. Súbitamente, de entre los escombros de esta, emergió el símbolo de la región, el animal protector de todos los habitantes: el oso pardo.

Con un gruñido feroz hizo temblar la tierra, para después lanzarse contra el causante de todas las desgracias acaecidas en el lugar: DD. El villano se preparó para batallar contra el oso, en lo que sería un choque de garras sin precedentes.

Ninguno se dio tregua. Al cabo de unos minutos, se notaba el cansancio evidente en ambos. Por ello, decidieron preparar un último ataque…el definitivo. El Jugador de la Noche cargó su máxima cantidad de droga nuevamente y el oso lanzó con toda furia su garra derecha.  El resultado de la pelea estaba a segundos de conocerse.

El choque de garras produjo un resplandor inmenso. Nadie podía divisar cuál de los combatientes había asestado su golpe, quién había salido victorioso de tan descomunal enfrentamiento. De pronto, el brillo se apagó y el ganador fue contemplado por todos. Pero quién podría ser?...La incógnita quedó en el aire…

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